Llegando al Espinal el sábado, la dirección del carro se puso notablemente dura. Llegamos al hotel y al bajar del carro vimos que se había soltado la correa de la dirección hidráulica.

Se dijo que era algo que se arreglaba muy fácil, que consistía solamente en volver a poner la correa y listo. Siendo así nos despreocupamos y para la piscina! Después de un rato se nos acercó Alvaro y nos dio el excelente consejo de aprovechar e ir al pueblo para arreglar eso de una vez. Así lo hicimos y entramos al primer taller que encontramos. El mecánico se metió por debajo del carro y nos dijo que no era solamente volver a poner la correa, pues la polea que la sostiene se había roto.

Siendo así, el mecánico se fue a buscar una polea de Mazda para dejar eso arreglado por lo menos para el regreso a Bogotá. Pasó más de una hora y el señor no volvía. Mientras tanto esperamos con calma aunque un poco acalorados y atacados por los mosquitos.



Finalmente llegó el señor. No había conseguido la polea entonces se había demorado mientras le soldaban la que se había roto. Se demoró en ponerla pero al parecer quedó bien, se ve alineada. Menos mal el tema no pasó a mayores y llegamos a Bogotá sin ninguna novedad. De todas maneras esta semana voy a buscar esa polea para cambiarla y quedar completamente tranquilo.

Se dijo que era algo que se arreglaba muy fácil, que consistía solamente en volver a poner la correa y listo. Siendo así nos despreocupamos y para la piscina! Después de un rato se nos acercó Alvaro y nos dio el excelente consejo de aprovechar e ir al pueblo para arreglar eso de una vez. Así lo hicimos y entramos al primer taller que encontramos. El mecánico se metió por debajo del carro y nos dijo que no era solamente volver a poner la correa, pues la polea que la sostiene se había roto.

Siendo así, el mecánico se fue a buscar una polea de Mazda para dejar eso arreglado por lo menos para el regreso a Bogotá. Pasó más de una hora y el señor no volvía. Mientras tanto esperamos con calma aunque un poco acalorados y atacados por los mosquitos.



Finalmente llegó el señor. No había conseguido la polea entonces se había demorado mientras le soldaban la que se había roto. Se demoró en ponerla pero al parecer quedó bien, se ve alineada. Menos mal el tema no pasó a mayores y llegamos a Bogotá sin ninguna novedad. De todas maneras esta semana voy a buscar esa polea para cambiarla y quedar completamente tranquilo.